lunes, 7 de octubre de 2013

El invento que revoluciono las telecomunicaciones

En febrero de 1876, Alexander Graham Bell registra la patente de su teléfono basado
en el principio de la resistencia variable. Este teléfono, en esencia, consta de un
transmisor y un receptor unidos por un hilo metálico a través del cual pasa la
electricidad. Las vibraciones en la membrana del transmisor originan variaciones
eléctricas en el circuito gracias a un electroimán (originalmente se conseguía con una
solución ácida líquida). Al actuar sobre el electroimán del equipo receptor, estas
variaciones eléctricas producen vibraciones mecánicas en una membrana que son
réplica de las vibraciones sufridas en la membrana del transmisor. En principio se podía
hablar y escuchar por un solo tubo, pero para mayor comodidad se separó en dos
piezas.
El teléfono pasó a evolucionar rápidamente, lo que permitió incrementar la calidad de
la voz transmitida y la distancia de alcance. En 1877, año en que se crea la empresa
Bell, Thomas Edison patenta un transmisor mejorado que se basa en un bloque con un
granulado de carbón que varía su densidad y conductividad en función de la presión
de la onda sonora incidente




El cable por el que se transmite la corriente eléctrica variable que envía el emisor se
conecta a un electroimán, cuyo extremo se encuentra unido por medio de una
lengüeta metálica a un diafragma que produce el sonido.




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